El arbitraje es un método de resolución de disputas alternativo a la Administración de Justicia. Se caracteriza por ser un procedimiento privado e informal, por el que las partes acuerdan someter determinada disputa a una o varias personas imparciales (árbitros). A estos se les autoriza para que resuelvan la controversia mediante una decisión definitiva y obligatoria para las partes.
Cuando una disputa se somete a arbitraje, se excluye el recurso a la Administración de Justicia en relación con esta disputa. Por ello, es imprescindible el consentimiento de las dos partes. Una vez que las partes han pactado la sumisión a arbitraje, cada parte está vinculada por este pacto.
Ventajas del arbitraje
Disminuye los costes económicos y el tiempo del proceso contencioso.
Restablece y genera un ambiente más tolerante para contribuir a crear una cultura de diálogo constructiva.
Aumenta la motivación y por tanto la productividad de los profesionales.
Disminuye el absentismo y las bajas por estrés y depresión que ocasionan los conflictos mal gestionados.